martes, 29 de enero de 2008

En defensa del Referendum

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Perfiles

Declaración
El 7 de octubre de 2007 será recordado por siempre como un hito en la historia de la democracia costarricense. Ese día el pueblo concurrió a un referéndum y tomó, libre y democráticamente, la decisión soberana de aprobar la unión de Costa Rica al TLC con los Estados Unidos, Centro América y República Dominicana.
Ese día el pueblo no actuó mediante sus representantes en la Asamblea Legislativa, sino que él mismo se convirtió en Legislador y tomó en las urnas una decisión que debe ser respetada por toda persona que comparta los ideales de nuestra democracia, la más antigua y sólida de América Latina
Nadie que conozca nuestra democracia y nuestros valores se sorprenderá al saber que la mayor parte de los costarricenses reconoce esta obligación y está de acuerdo con que la Asamblea Legislativa apruebe la legislación necesaria para que entre en vigencia el Tratado. No cabría esperar otra cosa de un pueblo que ostenta los valores democráticos más profundos y arraigados de toda América Latina.
Sin embargo, unas pocas personas, irrespetuosas de la voluntad popular, quieren burlar la decisión soberana expresada por el pueblo en las urnas, mediante trucos legislativos.
Para hacer efectivo el Mandato Ciudadano expresado en las urnas el 7 de octubre del 2007, deben aprobarse doce leyes conocidas como la Agenda de Implementación. Quienes no comparten esta tesis lo saben y, aunque tienen el derecho a expresar su desacuerdo, no tienen razón de bloquear el ejercicio de la voluntad popular. Y esto es lo que están haciendo quienes abusan del reglamento para impedir que la Asamblea Legislativa cumpla la tarea que el pueblo le encomendó cuando aprobó el TLC.
Este bloqueo no debe continuar.
La oposición debe decidir, sin ambigüedad alguna, si se coloca del lado de la democracia y del respeto a la voluntad popular, o si para ellos la democracia es un manto que se echan al hombro cuando conviene a sus intereses y coincide con su ideología, pero que desechan cual trapo desgastado e inútil cuando la decisión popular no coincide con sus puntos de vista.
Además, la oposición debe dejar paso libre en la Asamblea para que, cuanto antes, se empiece a legislar sobre otros temas de gran urgencia para la agenda nacional como lo son las necesarias mejoras en educación, seguridad, salud, erradicación de la pobreza y mejoramiento de la infraestructura pública, con el fin de mejorar la calidad de vida de todos los costarricenses. Cada día perdido le cuesta a la Asamblea 59 millones de colones, y al país mucho más.
Por otra parte, los diputados que se empeñan en hacer respetar la voluntad popular, cuyo inmenso trabajo algún día será reconocido por el pueblo costarricense, deben terminar la tarea que han empezado, resistiendo el desaliento, sobreponiéndose al tedio del debate estéril y la moción malintencionada, cumpliendo a cabalidad con la tarea que el pueblo les ha encargado, con el orgullo y la certeza de que al hacerlo representan lo mejor de nuestra Patria, e invocan los más profundos valores de nuestra democracia.
Para apoyar a quienes ya trabajan para hacer realidad la voluntad del pueblo y para llamar a quienes se ven tentados a ignorarla a que regresen al cobijo generoso del respeto y la democracia, es que hemos decidido crear la Integración ciudadana Defensa de la Voluntad Popular expresada en el Referéndum.
Tenemos por delante una ardua jornada. Lo invitamos a que se nos una. Nuestra tarea no es defender el SI ni atacar el NO. Nuestra tarea es defender la Democracia, que equivale a decir, defender el alma misma de nuestra querida Costa Rica.

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