Gracias a Dios estoy vivo...
Hoy llegué al parqueo y Fernando, mi compañero de oficina, me dijo que casi me matan anoche. Me sonó muy extraño...
Resulta que encima de mi lugar de trabajo había una caja de metal con equipo de cómputo y redes adentro. Ustedes saben, dos PCs, dos routers, equipos de comunicaciones y montones de cables eléctricos y de redes.
Este armario estaba puesto contra la pared, sujetado por tornillos, todo parecía seguro en mi oficina, hasta que hoy en la mañana llegamos y el armario había caído sobre mi silla, provocándole un grave daño a la misma.
De haber estado yo allí, probablemente no estaría escribiendo estas líneas, estaría en el hospital o cantando viajera. Créanme que esta caja metálica, con una puerta con vidrio y llena de equipos, aplasta a cualquiera, sobre todo si le cae a uno sin previo aviso estando uno sentado en su lugar de trabajo.
Mucha gente me ha hecho notar mi buena suerte, que tengo hoy otra oportunidad, ayer hablaba con Guillermo, otro compañero de oficina por parte del ICE, que para morirse sólo falta estar vivo y a veces estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto, dije esto por un señor que murió atropellado por la Atlas, pero no pensé que eso se me podría aplicar a mí sólo unas horas después.
He tenido trabajos que podrían considerarse riesgosos, trabajé en el ramo de la construcción, luego en una planta geotérmica con vapores a más de 160°C y presiones de seis atmósferas.
En esto de la seguridad laboral hay que ser responsable, soy conciente de mi falta de seguridad laboral en el pasado, como cuando en una construcción de un edificio de tres plantas, me tocó caminar sobre una vigas sin un cable de seguridad, esto para revisar una instalación. Ni que decir que pocas veces me puse el casco, hasta que un día por andar una gorra (vicera) golpeé una viga y fue tal el dolor de cabeza que me dió que aprendí a usar casco.
Aprendí mucho de seguridad por los lugares es que he trabajado, particularmente en Intel.
Desde entonces he sido un enamorado de la seguridad, cuando compré mi auto, lo escogí porque tenía bolsa de aire, al menos para el conductor.
Sin embargo desde que salí de Intel y empecé acá, he sufrido algunos accidentes laborales, la silla donde me sentaba una vez se desarmó y caí de culo, luego en el comedor dejaron una leche agriarse tres días después de vencida y yo me la tomé. Pero nada le llega a lo que me pudo haber pasado anoche.
Gracias a Dios estoy vivo ...
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